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JJ

Publicado: 2022-09-13

Una Les Paul colgada y la figura de un hombre que modeló su música siguiendo su deseo. En memoria de José Javier Castro.

Mis primeras escuchas de la obra de JJ fueron con el disco "V" de El Aire (que compré sin conocerlo, solo por la tapa), y me maravilló esa forma musical tan ecléctica, tan única. Creo que hoy podría nombrarlo como plasticidad. Aquella música era plástica: se movía, ondulaba, daba vueltas sobre sí misma, se expandía, se volvía mínima. Todo en ella era movimiento. Aún hoy, muchos años más tarde, me es difícil encontrar esa particularidad en otros proyectos.

Aquel fue el disparador. Luego, buceando por Internet, escuché los trabajos anteriores del grupo y algunos conciertos. Más tarde, compré la hermosa reedición del primer álbum, homónimo al nombre de la banda, publicada el 2013 por A Tutiplén. El booklet de aquel disco me daba a entender que lo que tenía entre manos era algo especial. Y, por supuesto, las canciones lo confirmaban.

Ese disco fue presentado en La Noche (¿fue allí que lo compré?) y, gracias a Bruno (bajista de Radio Criminal, que también era parte del concierto), pude estar desde la prueba de sonido. Recuerdo a JJ pidiendo al sonidista que subiera el retorno de su micrófono, pero este no lo veía pues estaba seteando compresiones en la consola. Yo lo vi, y creo que JJ notó cuando le di tal indicación. Minutos después, terminada la prueba, JJ se acercó a él, coordinaron algo, y en algún momento me sonrió en señal de aprobación. Estoy casi seguro de que así fue y que mi imaginación no me engañó. Fui feliz. Disfruté cada minuto de ese concierto.

Ese mismo año, ya en septiembre, en esa isla de excelencia que se llamó Lima Vive Rock, vi nuevamente a la banda en vivo. Las guitarras potentes, los músicos precisos y el aura de JJ brillando allí arriba. La gente se hizo fuego en un pogo que tenía algo de romántico, o tal vez era el viento de esa tarde. Ya por la noche, JJ estaba en una mesa, presto para firmar discos. Yo no sabía que habría firma y no tenía el álbum conmigo, pero igual me dedicó la parte posterior de un afiche, con esa sonrisa inmensa que todo lo abrazaba.

En 2016, cuando se editó de forma oficial el segundo trabajo ("II", también de la mano de A Tutiplén), estuve en la Feria de Discos y Sellos Independientes que se realizaba en Fundación Telefónica. Allí, compré el álbum y me quedé a escuchar el concierto. Era una locura cómo sonaba la banda en vivo, cómo te recorría todo el cuerpo y solo sabías dejarte llevar. Recuerdo particularmente esa fecha porque coincidió con mi cumpleaños. Fue hermoso. Aquí sí podría decir que mi imaginación me dio la imagen de JJ sonriéndome con cierta anónima complicidad.

Por esas fechas, en una visita por Quilca, conseguí el "All night wrong!", un inhallable registro en vivo de la banda. Y algunos años después (¿2018?), en Galerías Brasil, vendí algunos discos para poder comprar la primera edición del triple "Noiculoveer, y la 'fantástica' circunstancia, nunca mas fuerte que el espíritu", una aventura experimental y, sobre todo, indefinible.

Como si fuera poco, una reliquia: la primera edición en casete y CD de aquel primer álbum, que mi novia conservaba de tiempo atrás y que ha cedido para mi pequeña pero apreciada colección. Un lujo.

No eres el mismo después de escuchar El Aire. Es la plasticidad de aquella obra, pero también la contundencia y la necesidad de explorar texturas y ambientes. Esas guitarras tan dentro de uno, las melodías envolventes, la necesidad de buscar algo del fondo mismo de la música y mostrarlo aun crudo.

Me recuerdo husmeando en Internet, buscando algunas grabaciones caseras que JJ había hecho, muy experimentales, en la onda del disco triple. Creo que no las conseguí. Como tampoco conseguí el polo con la tapa del primer álbum; "Pacífico", su compilado de versiones del cancionero latinoamericano; el recopilatorio editado por Urbanoide Discos; o la maqueta del ya mencionado "II". Cosas que pasan.

En fin, en estas líneas no hay un análisis de nada. No es una semblanza (pues no tuve el gusto de conocer a JJ realmente) ni un recuento musical (porque parece inabarcable). Es solo recordar a alguien que inventó en nuestro país una manera de hacer música. Que la remó teniendo como consigna única su deseo. Y alguien, además, que aunque no te conociera, podía hacerte sentir tan bien. Eso te marca.

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Coda: me resulta sumamente poético que una banda se llame El Aire. La música es el aire, como lo son también las sensaciones que ella nos deja. Lo denso del aire. Lo impostergable del aire. Esa omnipresencia.


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Foto principal: Facebook de El Aire.


Escrito por

Roberto Renzo

Lima, 1992. Cantante de causas perdidas | https://linktr.ee/robertorenzo


Publicado en

En estéreo

Roberto Renzo. Más allá de las canciones, la música tiene mucho para decirnos.