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Una canción: Se quema

Publicado: 2023-04-25

La igualdad de género no es materia solo de la agenda social o política: también se canta y se baila.

Conocí a Miss Bolivia en 2017 o 2018. En redes, se discutía mucho sobre temas de género y una canción suya parecía ser el soundtrack de aquella escena: "Paren de matarnos". Me llamó la atención lo directo del título. Cuando la escuché, quedé alucinado: el texto y la música eran de una autenticidad y una urgencia fascinantes. Me movilizó de una manera que aún no entiendo, como si tocara fibras que no sabía que llevaba en mí.

Ese tema tuvo el toque justo y me acercó a un punto de sensibilidad que no conocía. Quiero decir: no soy parte de la principal población afectada por el machismo. No me han discriminado, violentado ni matado por lo que se supone debo ser o hacer dado mi sexo. Vamos, tampoco ello debería ser necesario para entender que existe una problemática latente y trasversal a diversos escenarios. Pero aprehendí cosas para mí de una manera diferente, especial.

Llegué, luego, a otras canciones: "Soy", "Rap para las Madres", "El paso", "Bien warrior"; que daban cuenta de una mirada muy particular. No sé bien cómo explicarlo, pero he sentido siempre que Miss Bolivia ha encontrado la forma exacta para decir muchas de las cosas que yo he pensado/sentido en algún momento sobre situaciones muy diversas. Y descubrir eso es oro.

En algún momento del 2019, cuando salió "Se quema", varias cosas me dieron vuelta. La desfachatez de la letra, lo apremiante de las voces (compartidas —igual que la autoría— con j mena). El beat de reggaetón me incomodó (porque es un estilo que no me gusta y evito), pero luego entendí lo importante de tomar un sonido y darle un peso determinado desde esa óptica feminista. Porque están matando mujeres en sus casas, en sus centros de labores, en la calle; porque las están violando; porque las acosan, aun siendo menores de edad, aun siendo ancianas; porque viven toda su vida en una constante cuesta arriba. Con terror. Entonces, ¿realmente es importante y válido mi prejuicio?

El texto reclama y pone las cartas sobre la mesa desde un inicio (ya me cansé de que te metas / ya me cansé de que me digas que esté quieta / que sea dócil, tranquila, discreta / de que te asuste cuando mostramos las tetas), poniendo el foco en algo que creo que no se menciona tanto: la doble moral de una sociedad hipócrita y mezquina (usted me quiere así, fina y completa / solo así se me respeta / meta y meta, dándole a la dieta / para la figura escultural y la silueta). En este punto, es imposible no atender el tema. Algo te captura y te está diciendo tantas cosas que debes estar abierto para poder asimilarlas, entenderlas, aceptarlas, creerlas. Porque aun cuando no te afecten directamente, sabes que están allí. Que son ciertas.

Hay, también, lo que resulta un guiño respecto a la lucha comunitaria: es inevitable pensar que los movimientos feministas de hoy tuvieron una semilla en las Abuelas de Plaza de Mayo (hago poesía de las nietas / de todas las brujas que nunca pudiste quemar), llevando consigo un ideal colectivo y de acompañamiento que es tan importante cuando de representar se trata. Siento este concepto reforzado en el videoclip, con la referencia a las jugadoras de la selección femenina de fútbol argentina, quienes llevan una lucha de años exigiendo igualdad de condiciones respecto de sus colegas varones. El lema "Tocan a una, tocan a todas" no es solo una intención, sino una realidad palpable.

Por otro lado, el rechazo a los cánones —y a todo aquello que funciona como un prejuicio— aparece no solo en la letra (si tienes cash y mi culo te tienta / piensas que soy Cenicienta / quieres intentar / yo te haré estallar, tu zapato no me entra), sino también en las imágenes que —nuevamente— el videoclip denuncia: los estándares de belleza, el menosprecio al trabajo en el hogar, la hipersexualización. Los maniquíes prendidos fuego parecen más que una metáfora.

Porque el estribillo pide quemarlo todo. Para intentar crear una mejor sociedad, es necesario deshacernos de lo que nos tira para atrás, volverse una fiera y saber que no nos van a poder callar. Ser una misma voz en la soledad de una habitación, en los conciertos o en las marchas.

"Se quema" es una canción hermosa. Esa letra, ese concepto; la concientización sobre una serie de problemas tan complejos como enraizados; el empoderamiento del cuerpo a través del baile; el gran ideal de comunidad que es una de las caras más reconocibles del feminismo... Las canciones, esos artefactos brujos que tienen el poder de coger una idea y hacerla una bomba de tiempo dentro de uno hasta hacerla estallar.

Lamento no considerarme un aliado (quisiera tener esa formación y ese valor, aunque sentiría también estarme apropiando de algo que no me corresponde —sensación extraña que me ocupa también con el lenguaje inclusivo), pero sí creo en el feminismo. No es solo el poder de representación que conlleva, sino su capacidad de operar dentro de uno para abrirnos a perspectivas diferentes, de reparar en la necesidad de cuestionar incluso —o sobre todo— lo que damos por descontado. Para decirlo en corto: es posible ser un mejor individuo (y una mejor sociedad) gracias al feminismo.

Hay canciones que nos abrazan en medio del caos y el sinsentido que es la vida. Que nos representan. Que nos hacen más fuertes.


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Todas las imágenes corresponden al videoclip de la canción.


Escrito por

Roberto Renzo

Lima, 1992. Cantante de causas perdidas | https://linktr.ee/robertorenzo


Publicado en

En estéreo

Roberto Renzo. Más allá de las canciones, la música tiene mucho para decirnos.