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Publicado: 2023-06-06

Detrás de la computadora, alguien comenta rabioso cualquier cosa en un video de YouTube. La consigna ha sido cumplida: al ídolo se le respeta.

Gala de la revista Gente, 2014. Buenos Aires, Argentina. Luego de haber pasado por el infierno más de una vez y salir (casi) indemne de allí, quién no querría cruzar alguna palabra con Charly García. Estrecharle la mano, agradecerle. En fin, lo que se hace (o lo que se puede hacer) cuando se tiene al frente a un artista de su impronta. Ya no se trata de gustos: la figura de García es indispensable para entender la música popular. Pero eso da para otra ocasión.

A ese mismo evento asistió Lali, la cantante que por aquel entonces empezaba una carrera que, hasta hoy, no deja de ascender. Esa noche, Lali fue al encuentro de Charly, quedando el siguiente diálogo:

— Me llamo Lali y te quería conocer, un gusto conocerte. Yo hago música, así que este saludo para mí es muy importante.

— Ya está hecha.

La respuesta de García es parte de su ADN: rápida, pícara, astuta; un juego de palabras perfectamente enganchado y cómplice. Sabemos (y supo él) qué quiso decir Lali cuando usó el término "hago música" para referirse a su labor, y la respuesta fue un chiste. Quitarle solemnidad al momento, relajarse, reírse. Ella, por su lado, muy suelta de huesos y con una personalidad tremenda, dibujaba una sonrisa de oreja a oreja luego de haber compartido al menos unos segundos con Charly.

¿El problema? Los fanáticos de Charly García. Para muchos de ellos, Charly se burló de Lali, la ninguneó. Porque él es una estrella de rock (que es música de verdad) y ella solo una chica más del mainstream. Entonces la tratan de hueca, desubicada, ingenua. ¿Cómo se le ocurre decirle a Charly García que hace música? ¿Ella?

Entonces, pienso:

— ¿Es necesario celebrar cada ocurrencia del ídolo como si este fuera un dios más allá del bien y del mal, otorgándole a sus palabras significados que no tienen?

— Como contraparte de ello, ¿es necesario despotricar del otro artista?

— ¿Alguna vez pensaron que su ídolo es también una persona común, de carne y hueso?

— ¿Saben que Charly grabó con Brenda Asnicar una versión de "You're so vain" y que no se cayó el mundo por eso? Gran versión, por cierto.

— ¿Vieron la foto de Charly y Lali en el backstage de uno de sus conciertos? ¿O en su último cumpleaños?

Vamos a ser sinceros. Mucho de esto ha sido alentado por el propio García. En no pocas ocasiones, ha aprovechado para menospreciar ciertas expresiones musicales o culturales que él considera chatas (presumiendo, a veces, de una actitud bastante prejuiciosa); y esos dichos, por lo visto, han calado en su público. Y aunque ese tipo de opiniones contrastaba con sus acciones efectivas (haciendo de la contradicción una virtud), digamos que la primera consigna de un rockstar es destruir su propio mito y no tomarse tan en serio. Él lo sabe. Sus seguidores deberíamos saberlo.

Algo similar pasa con Spinetta (el ego más controlado, pero un tanto prejuicioso también). Muchos fans lo endiosan, asumiendo que cada canción suya es la mejor existente o que cada declaración es casi una lección de vida (el colmo de la adulación está en el video de una nota televisiva, donde lo que fue una bonita respuesta se convirtió en comentarios denostando de la entrevistadora de forma, sinceramente, infantil). Esos mismos fans que criticaban la biografía escrita por Sergio Marchi (y autorizada por la familia) por retratar costados no tan sagrados de su ídolo. Por recordar que era también una persona.

Al final, lo realmente importante es que la música te haga sentir algo. Tal vez haya que ir pensando en no situar a nadie en un pedestal, ni romantizar la admiración que tenemos por un artista. Algunos se hacen fachos. Otros, tal vez no son tan queribles como nos parece. Y quién sabe, quizás Charly escuche reggaetón en su casa.


Escrito por

Roberto Renzo

Lima, 1992. Cantante de causas perdidas | https://linktr.ee/robertorenzo


Publicado en

En estéreo

Roberto Renzo. Más allá de las canciones, la música tiene mucho para decirnos.